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Morir para ver a Dios

A l sur de Kenia mantienen los trabajos para exhumar cuerpos de cientos de fieles, de creyentes que fueron capaces de morir de hambre con la esperanza de que “Jesús llegaría por ellos”.

Se trata de seguidores de la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas, una secta cristiana en África. Su líder y principal responsable de la muerte de los fieles es el pastor Paul Mackenzie Nthenge, quien les pidió ayunar, para que pudieran ver a Dios, y lo que vieron fue la muerte. Pero además muchos de los fallecidos habían cedido sus bienes a miembros de esta iglesia, pues fueron coaccionados para vender sus propiedades con tal de ser parte del grupo.

Hasta el momento suman 211 cadáveres, pero el reporte advierte que al menos otras 600 personas están en calidad de desaparecidas, mientras que 84 han sido encontradas con vida, en un estado de salud deplorable; hay 31 personas detenidas, acusadas de asesinato porque los cadáveres encontrados no sólo mostraron signos de inanición, sino de asfixia y estrangulación.

Paul Mackenzie Nthenge, antes de encabezar el grupo se dedicaba a conducir un taxi, y a partir de 2003 empezó la secta, esto incluía engañar a cientos de personas para obtener sus bienes.

Desde 2017 autoridades detectaron que era un estafador, y fue arrestado debido a sus predicaciones extremas. Estaba detenido desde el mes pasado por un proceso penal en su contra por la muerte de niños, pero lejos de sentir culpa Mackenzie se dedicó a montar un show en la cárcel haciendo él mismo un ayuno, sólo que con las debidas precauciones de no morir de inanición a diferencia de lo que ocurrió con sus fieles.

Los miembros de esta secta vivían desde hace tiempo en un terreno de más de 300 hectáreas en el bosque Shakahola, como parte de sus creencias estaban el no confiar en la escolarización de los niños o en los tratamientos médicos.

Pero ésta no es ni remotamente la única secta, en Kenia se tiene un registro de nueve mil sectas con carácter religioso. Se trata de grupos autóctonos e importados que se alimenta de los problemas sociales y políticos que azotan a África.

Especialistas aseguran que las personas enfermas acuden a sectas en busca de un rito de curación que les ayude, ante la falta de acceso a la medicina moderna, pero además los seguidores de las sectas confían en que serán curados y por eso ceden sus bienes.

En la República Democrática del Congo hay una religión por cada metro cuadrado, lo mismo pasa en Nigeria, donde la ciudad se llena de cánticos y creyentes que se reúnen en medio de la calle.

Sectas que sólo engañan

En el año 2000, en Uganda, los miembros del movimiento para la restauración de los 10 mandamientos de dios, una secta del “día del juicio final” que creía que el mundo se acabaría a comienzos del milenio, quemaron a cientos de fieles.

Los dirigentes del movimiento organizaron una gran celebración para esperar el fin del mundo, que ocurriría el 17 de marzo. Unas 530 personas, incluyendo decenas de menores de edad, acudieron a la fiesta para morir en un incendio provocado por la propia secta. Las autoridades de Uganda encontraron más víctimas envenenadas, subiendo la cifra fatal a 924 muertos.

Pero las sectas también han surgido en países desarrollados como ocurrió en Estados Unidos, donde algunas de estas historias incluso han sido llevadas a la pantalla grande, entre ellas está el caso de Waco, Texas.

En los años 90, un migrante búlgaro, de la iglesia cristiana adventista fundó, a partir de un grupo conocido como La Vara del Pastor, a los Davidianos, tras varias divisiones el grupo con mayor número de seguidores se quedó en manos de David Koresh.

Desde ese momento, la secta se hizo de armas y cometieron una serie de abusos sexuales y violación a las leyes de posesión de armamento. Para 1993, la agencia para el control del Alcohol, el Tabaco, las Armas de Fuego y Explosivos (ATF) realizó un operativo en el rancho donde se ubicaba la secta.

Cuando se hizo el operativo, la gente de la secta provocó una serie de explosiones, el saldo fue de 69 personas calcinadas, incluido Koresh, y 17 menores.

Más casos:  Charles Manson convenció a sus seguidores de que habría una guerra racial y con ello fundó la secta La Familia en San Francisco, y luego en Los Ángeles, California. Como parte del ritual, Manson pedía cometer una serie de asesinatos, en 1969, sus seguidores irrumpieron en la residencia de la actriz Sharon Tate, quien era pareja del cineasta Roman Polanski.

Fue apuñalada estando en el octavo mes de embarazo, por este hecho, Manson fue condenado a cadena perpetua y en 2017 falleció en prisión.

Otra secta que se vio envuelta en actos terroristas fue la que fundó Shoko Asahara en Japón. Este hombre decía tener la verdad absoluta.

En 1994 lanzó un ataque con gas sarín en la ciudad de Matsumoto, en el que murieron ocho personas. Un año después, atacó en el metro de Tokio, con saldo de 12 muertos y cientos de heridos. La organización fue desmembrada; sin embargo, en el año 2000 los integrantes que aún creían en la secta fundaron una nueva, pero cuidando no verse vinculada a Shoko Asahara, quien fue ejecutado en 2018.

Cerca del país nipón, surgió la Iglesia de La Unificación, en Corea del Sur en 1951, su líder era Sun Myung Moon, quien tras ser budista, confusionista, presbiteriano y pentecostal dijo haber recibido la “revelación” de que él era el nuevo mesías.

La iglesia se expandió y hoy tiene un número indeterminado de miembros. Moon, fallecido en 2012, dio discursos en el Madison Square Garden de Nueva York y hasta en el Monumento a Washington. En 1975 reunió a 1.2 millones de personas en Yeouido, Corea del Sur.

Esta secta está bajo la lupa debido a que es señalada de haber amasado una fortuna comprando compañías dedicadas a la producción de armas y de productos farmacéuticos, periódicos y revistas en Estados Unidos y Latinoamérica.

Y de forma más recientemente está NXIVM (Nexium), una secta en la que las mujeres eran marcadas como ganado y obligadas a mantener relaciones sexuales con su fundador Keith Raniere, quien embaucó a decenas de mujeres adineradas a través de un programa de autoayuda, que escondía en el subgrupo denominado Dos, al cual entraron actrices e hijas de millonarios estadounidenses. Incluso llego a engañar a otros líderes de sus programas.

La secta de Raniere llegó a tener 16 mil integrantes para 2017, y usaba un sistema piramidal, en el que los miembros debían pagar miles de dólares por los cursos. Hoy, este hombre cumple condena de 120 años de prisión en Estados Unidos tras ser detenido en México, donde se escondió por un tiempo.

Sectas hay para diversos universos de personas, desde gente muy necesitada, hasta personas inteligentes y con recursos.

Mañana en este espacio, vamos a hablar con un especialista. ¿Cómo reclutan gente a las sectas?  ¿Por qué hay gente pensante y con recursos que entran a estos grupos? ¿Qué tienen en común los creadores de estos grupos? Y más.

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