Desde el diagnóstico, pasando por la mastectomía y mi actual terapia hormonal han pasado 1 año y tres meses y ha sido un abrir la caja de pandora. Yo hoy por hoy no soy sobreviviente, estoy en vías de serlo, hasta los 5 años empieza la remisión, compartió Sandra Monroy, fotógrafa, periodista y paciente oncológica, en Así el Weso.
En entrevista con Enrique Hernández Alcázar, señaló que a partir de que la fotógrafa Sáshenka Gutiérrez documentó su proceso, el editor de Lux Lux Lux, Octavio Cázares, le pidió escribir el libro que le hubiera gustado regalarle a su mamá en la sala de espera para las quimioterapias, y así surgió el libro “Jódete cáncer”.
Para Sandra Monroy, es necesario salir del clóset oncológico para poder sanar pues no hay por qué avergonzarse de una enfermedad como el cáncer de mama, una zona del cuerpo que está hipersexualizada y donde de pronto hay una connotación más fuerte en lo estético que en la vida misma. “No somos un 2%, somos un 98% y nuestra energía tiene que estar ahí”.
Ella decidió no optar por la reconstrucción, que tampoco es un camino fácil, ya que puede llevar de 2 a 15 cirugías si algo se complica y los implantes deben cambiarse cada 10 años; las mastografías son más caras y además a las mujeres que optan por ese camino no las dejan en paz con comentarios hirientes sobre su apariencia.
Sin embargo, la violencia estética viene también de los médicos, dijo, quienes no entienden que el proceso de pérdida es muy complejo e incluso dicen que una mujer con reconstrucción no va a pasar por un duelo.
“Yo decidí no entrar al quirófano, a mi me las propusieron porque era muy joven, porque una señora de 50 años ya para qué, eso me dijo el cirujano plástico”.
Narró que la fotografía de portada, que tomó Mauricio Zavala, se tomó tres meses después de su mastectomía doble.
“Era una respuesta a esa cultura de un cuerpo y la reflexión es ¿Por qué vamos a tapar un cuerpo que ha sobrevivido?”, finalizó.
